Recientemente estaba buscando locales comerciales para clientes en Madrid, Barcelona y Málaga. En los tres casos me parecían adecuados y, en los tres casos, me comunicaron al ir a firmar el contrato de arrendamiento que los locales ya no estaban en alquiler y que se habían quedado con ellos una agencia inmobiliaria.
El orda de aperturas de agencias inmobiliaras como setas con las primeras lluvias me recuerda la enorme propensión que tiene el ser humano a tropezar de nuevo con la misma piedra.
Los profesionales que han resistido e incluso prosperado en los años de la crisis, ven ahora como llegan por tropel nuevos agentes que, lejos de dignificar el sector, empiezan a evidenciar las mismas carencias que se observaban en los años de la burbuja:
- Acoso al propietario que llega a tener 5 o más anuncios en idealista con tramos de precios a veces de hasta un 20%.
- Esto supone una mala imagen del sector que aparece sin regulación ni principios para dignificarse.
- Escasa formación de los nuevos agentes que muchos trabajan con un móvil y sin formación ni experiencia.
¿Cuánto queda para que vuelvan a imponerse las captaciones exclusivas?
¿Cuánto para volver a pinchar la burbuja?
¿Cuánto para volver a tropezar con la misma piedra?
Quizá todo esto es la razón por la que la intermediación sigue teniendo una imagen denostada a pesar de los grandes profesionales que han tirado del sector cuando nadie lo hizo.
